por: Ortelio González Martínez
“Carlitos el de La Cuba”, como lo conocen en Ciego de Ávila será uno de los delegados al VII Congreso del PartidoCarlos Blanco Sánchez ha dedicado más de la mitad de su vida a la empresa La Cuba, donde lleva 33 años, de ellos, 22 como director. Foto: Ortelio González Martínez
Carlos Blanco Sánchez, el director de la empresa de cultivos varios La Cuba, renombrada por los volúmenes productivos y por su eficiencia económica, es uno de los delegados al VII Congreso del Partido, donde irá a aprender, según sus propias palabras.
Directo en su hablar, que en lenguaje guajiro significa decir verdades y “dispararlas” al pecho de quienes ocasionan los problemas para que no se repitan, “Carlitos el de La Cuba”, como lo conocen en Ciego de Ávila y un poco más allá, asegura que en la agricultura no falta nada por orientar, “lo que urge es trabajar”, precisa.
“Hay que ir a la raíz de los problemas y de eso, estoy seguro, se debatirá en el Congreso, para alejar la rutina de muchas organizaciones de base, que necesitan de una removida.
“Sé de algunas que analizan una y otra vez las mismas dificultades sin procurar soluciones definitivas, esperan indicaciones de ‘arriba’ y se conducen con paternalismo.
“Los debates en el cónclave pondrán el acento en las mayores insatisfacciones que marcan el trabajo partidista en nuestro sector, decisivo en el desarrollo. No podemos olvidar la frase de Raúl cuando dijo que los frijoles eran más importantes que los cañones.
“Por esa razón, y por respeto al pueblo del cual formamos parte, las bases productivas tienen que eliminar todo vestigio de incumplimientos, emplear mejor las bondades de la ciencia y la técnica y ser menos dependientes de los recursos que el Estado entrega.
“No es un secreto que es demasiado el margen entre la producción y el valor con que se vende y, por ello, no pocas veces los cañones se enfilan hacia quienes estamos apegados a la tierra, pero quienes producimos no somos culpables de los altos precios. Lo que sucede es que el comercializador, sobre todo los intermediarios, quieren obtener demasiadas ganancias”.
Carlitos, uno de los 39 delegados avileños al cónclave, argumenta que nada quedará al margen en el venidero Congreso, porque Cuba vive tiempos trascendentales y por ello no puede perderse de vista el papel del Partido, controlador del funcionamiento de las estructuras administrativas, siempre persuadiendo, explicando y ofreciendo argumentos.
“Y en mi empresa no todo anda a pedir de boca —aclara—. Siempre existen dificultades: el transporte para abastecer con puntualidad a las más de 200 instalaciones de los polos turísticos del país, los problemas con los buldózeres para eliminar el marabú, el montaje del secadero para el programa de granos, la construcción de un mayor número de viviendas que garantice más estabilidad en la fuerza laboral, y el robo de algún racimo de plátano”, comenta quien también relaciona la estabilidad de la empresa con el apoyo de los trabajadores, del Gobierno y el Partido. “Por eso trataré de ‘sembrar’ en terreno fértil las enseñanzas del Congreso”.

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