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lunes, 18 de febrero de 2019

Yo Voto Sí libremente con la Ciencia Cubana

Por: Luis A. Montero Cabrera
Esta constitución nos garantiza la máxima libertad de creación y acción en una sociedad con el solo límite de no afectar la de los demás, que es la única justa. Foto: Getty Images.

“La actividad creadora e investigativa en la ciencia es libre”, según expresa textualmente el artículo 32, inciso f) de la constitución que también libremente aprobaremos los cubanos el próximo 24 de febrero. Además, expresa que nuestra República prioriza el apoyo a todo lo del conocimiento, sea ciencia, tecnología e innovación que nos beneficie directamente o indirectamente.


La libertad y todas sus acepciones ha sido motivo de torrentes de meditaciones, grandes luchas e incontables sacrificios. El concepto es sumamente atractivo y provocador para todos los seres humanos y en particular para los de nuestros tiempos. No es este el instante para intentar motivar nuevos caminos de pensamiento acerca de ella.

Sin embargo, resulta imprescindible que provoquemos nuestro aval de conceptos personales con esta expresión constitucional. Su reinclusión en el texto definitivo ha salido del proceso democrático de su discusión con todo el pueblo y en particular con los propios científicos cubanos, que son nuestros creadores de nuevos conocimientos por antonomasia. Desde el Artículo 21 aparece una declaración contundente: “El Estado promueve el avance de la ciencia, la tecnología y la innovación como elementos imprescindibles para el desarrollo económico y social.”
¿Se trata solo de una hermosa declaración? ¿Es necesaria?

Una de las razones de existir de cualquier texto constitucional moderno es precisamente encauzar y hacer efectiva la libertad. Para tener una libertad personal volitiva sin límites, hasta el punto en el que se pudiera construir la propia a costas de la de los demás, no hace falta una constitución. Se trataría de un caso extremo de “sálvese el que pueda”, donde las libertades de muchos serían violadas sistemáticamente por la de los más poderosos. Así lamentablemente ocurre en muchos países que se ufanan de libres. De alguna manera, el llamado neoliberalismo enarbola los pendones de la libertad de mercado por encima de cualquier otra precisamente para garantizarla a las minorías que lo gestionan. Así son libres de controlar la de las mayorías.

Esta constitución nos garantiza la máxima libertad de creación y acción en una sociedad con el solo límite de no afectar la de los demás, que es la única justa. La ciencia necesita de esta libertad para crear conocimientos. La sociedad también necesita que sus integrantes se culturicen, aprendan, y puedan crear nuevos conocimientos que la enriquezcan sin limitación alguna. Y esto se hace justamente con la ciencia. Ella enriquece a los pueblos tanto creando un nuevo material para la industria que produzca bienestar e ingresos económicos, como desarrollando una nueva teoría básica acerca del crecimiento de las células cancerosas, aunque esta no venda en el futuro inmediato ningún nuevo medicamento, o estudiando la química interestelar, para saber más acerca de nosotros mismos. La ciencia nos enriquece tanto material como espiritualmente.

La nueva constitución establece en el artículo 19 que la función esencial de la planificación es proyectar y conducir el desarrollo estratégico. La iniciativa y la innovación son intrínsecas del progreso, aunque no sean ni deban ser previsibles. Por eso necesitamos de una planificación que promueva todo aquello, aunque sea espontáneo y riesgoso, que pueda significar adelanto y felicidad para los integrantes de una sociedad que verdaderamente quiera denominarse como socialista. Un plan que establezca límites para el avance humano y la creación de lo no previsto es antisocialista. Debe planificarse el máximo apoyo para alcanzar todo lo bueno que aún no se conozca. Esa es la inversión de recursos en hacer ciencia, desarrollar nuevas tecnologías y promover innovación en todos los escenarios económicos y sociales posibles. Es también una buena forma de demostrar que el socialismo es efectivo para el progreso en todas las facetas de nuestras vidas.

Nuestra nueva constitución contiene muchos conceptos avanzados en el campo de la ciencia y la tecnología. Pero, sobre todo, tiene lo más importante, que es el establecimiento de un marco legal muy constructivo en el que podemos usar la sabiduría para hacer efectiva y libremente todo lo que conduzca al bien de la sociedad y de todos y cada uno de sus integrantes. Por eso yo voto SÍ.

 

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