Tomado
de Cubadebate
“Nunca
nos vamos a cansar de decir gracias a la solidaridad internacional que hizo
posible nuestro regreso. Esta es una victoria de todos”, dijo Ramón Labañino,
uno de los tres antiterroristas que cumplían prisión en EEUU y regresaron a la
Isla el pasado 17 de diciembre.
Los
tres recordaron los momentos del regreso. ”Uno lleva 16 años preparándose para
este momento, pero no estaba preparado para el regreso aquel día, cuenta Ramón.
Elizabeth le había hecho una visita en diciembre, y le dijo que habían
trasladado a Gerardo. Le dije: ‘prepárate, que en cualquier momento me
trasladan a mí’.
El lunes, estaba descansando, y me llama el guardia, y me
dice: ‘pon el reloj en la taquilla, ponte los tenis y ven conmigo’. Me lleva al
lugar donde uno se cambia de ropa, y me pasan a otro sitio para ponernos las
cadenas. Oigo que dicen una cosa rara: ‘hay que sacar a esta persona hacia el
aeropuerto más cercano. Las propiedades hay que trasladarlas’.
Me
entró la inquietud -rememora. “A mí algo me parecía muy extraño. Y yo, que soy
el más optimista de los tres, empecé a pensar que quizá iba a pasar algo bueno.
Me sacan, me esposan y me montan en el Van, con dos guardias, y me trasladan
hacia el Aeropuerto. Fue una operación relámpago. Llegamos y en eso escucho que
dicen: ‘Apúrate que el otro viene atrás’. Me montan en otra camioneta y me
trasladan para una institución médica”.
Antonio
recuerda que a las 5 y media de la mañana del lunes 15 de diciembre, llegó un
oficial a su celda y le dijo: “Guerrero, empaca. A las 6 y media tienes que
estar en el andén”. “Lo primero que me vino a la cabeza fue: llegó el momento.
Empiezo a recoger mis pertenencias, y escribo un mensaje (por correo
electrónico): ‘me dijeron empaca’”.
Tony
se dio cuenta de que aquel traslado no era normal. Llegó al lugar donde se
reencontraría con sus compañeros después de Ramón, como a las tres de la tarde.
“Hay un oficial, al que trato de sacarle información. Me llevan a una celda de
otra área: ‘Duerme tranquilo, que mañana a las 7 te vengo a buscar’, dijo. Me encierran ahí.
Aparto de mi mente esa
noche la idea de que iba para Cuba. Antes de las 7 de la mana oigo la pregunta:
¿estás listo? Vamos por un pasillo a velocidad supersónica. Surge un incidente
en el pasillo: los oficiales corriendo y yo caminando. Me entran a un salón de
visitas y veo a una persona dándole la mano a Gerardo.
Cuenta Gerardo que a pesar de que siempre dije que pensaría en el regreso a Cuba el día en que el avión aterrizara, reconoce que peleó fuertemente con su mente en los días previos al retorno a la Isla. “Cuando vi a Tony y a Ramón admití: ‘esto cambió’. Cuando aterrizó el avión en Cuba, los oficiales subían y bajaban por la escalerilla y nos demoramos en bajar. Me dije: ‘Si esto se demora, me tiro por una ventana”, añade
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