Este viernes se cumplió un cuarto de siglo del inicio de las
transmisiones de TV Martí, un fracasado proyecto subversivo que sustrae cientos
de millones de dólares del bolsillo de
los contribuyentes norteamericanos
¡Sergio Alejandro Gómez
En las oficinas centrales de Radio y TV Martí se graban más
de 15 000 DVD al mes con programación propia y otros materiales, que luego son
distribuidos ilegalmente en Cuba.
En las oficinas centrales de Radio y TV Martí se graban más
de 15 000 DVD al mes con programación propia y otros materiales, que luego son
distribuidos ilegalmente en Cuba.
La fecha pasará inadvertida para el gran público
estadounidense y cubano, pero este
viernes se cumplió un cuarto de siglo del inicio de las transmisiones de TV
Martí, un fracasado proyecto subversivo que sustrae cientos de millones de
dólares del bolsillo de los
contribuyentes, viola normas internacionales y obstaculiza el proceso hacia la
normalización de relaciones entre La Habana y Washington.
Lanzar un canal ilegal con alcance dentro de Cuba fue la
continuidad de un plan trazado durante la primera mitad de la década de los 80
del siglo pasado por la agresiva administración de Ronald Reagan, quien soñaba
con destruir a la Revolución con las ondas de la mal llamada Radio Martí.El
mismo esquema fue aplicado contra naciones del antiguo campo socialista.
El 27 de marzo de 1990, impulsados por el éxito de los
programas subversivos en Europa del Este, dieron el salto hacia las
transmisiones televisivas desde un
aerostato a 3 000 metros de altura en los cayos del sur de la Florida.
Cuando un huracán mandó a bolina el artefacto, comenzaron a
utilizar un avión militar EC-130, perteneciente a una Unidad de Guerra
Psicológica de las Fuerzas Armadas de
Estados Unidos.Aunque también ensayaron
con otras aeronaves, la señal siempre fue bloqueada con efectividad por los
especialistas cubanos a un costo comparativamente bajo.
Sin embargo, esas agresiones radioeléctricas afectan el
normal funcionamiento de las telecomunicaciones nacionales y violan
directamente la letra y el espíritu de numerosos acuerdos internacionales, lo
cual ha sido denunciado por nuestro país en diversos foros.
En cualquier caso, millones de dólares del erario público
estadounidense han sido tirados al éter durante 25 años, en una operación que
solo enriquece a un grupo de mafiosos del sur de la Florida, dedicados al
lucrativo negocio de agredir a Cuba.
BUSCANDO SINTONÍA
Hoy, en medio de sonados escándalos de corrupción, sus
directivos buscan cómo sobrevivir y mantener el flujo de dinero que aún destina
la Casa Blanca para lograr un “cambio de régimen” en nuestro país.La Oficina de
Transmisiones para Cuba (OCB, por sus siglas en inglés), que supervisa Radio y
TV Martí, propuso elevar su presupuesto del 2016 a más de 30 millones de
dólares.
Pero el cambio planificado va mucho más allá de un simple
abultamiento de las cuentas, ya de por sí sobregiradas.Desde su creación, la
OCB ha funcionado como una instancia federal supeditada a la Junta de
Gobernadores sobre Transmisiones (BBG, por sus siglas en inglés).
Una inspección rutinaria a mediados del año pasado reveló un
verdadero desastre en las oficinas centrales de Miami y reportó baja moral
dentro del personal, falta de transparencia en la toma de decisiones y
corrupción en el manejo de dietas y otros recursos.
La OCB también estuvo involucrada en un escándalo al
realizar pagos ilegales a decenas de periodistas de Miami entre 1998 y 2002,
violando las leyes norteamericanas. Esos mismos profesionales, que deberían
trabajar de manera imparcial, escribieron artículos y reportajes hostiles y
discriminatorios sobre Cuba y en especial sobre el caso de los Cinco.
Washington desea entonces matar dos pájaros de un tiro. Por
un lado quitarse formalmente el lastre de Radio y TV Martí convirtiéndola en
una entidad semiprivada o “sin fines de lucro”, y al mismo tiempo mantener el
apoyo estatal para las actividades de desestabilización.
De hecho, la
desfederalización de la OCB, que incluye también a la Voz de América (con alcance latinoamericano),
seguiría el modelo de Radio Europa Libre y Radio Libertad, que ganaron prominencia
en la era soviética.La nueva organización utilizaría fondos públicos, pero no
sería un ente gubernamental. Ese estatus haría más difícil supervisar el
destino del dinero y los programas en que se involucre.
De acuerdo con el calendario publicado, el proceso de
privatización sería completado a comienzos del 2017 y se espera que la nueva
organización sea funcional a mediados de ese mismo año.
NUEVOS CANALES DE SUBVERSIÓN
La nueva estructura estaría en sintonía con la clase de
operaciones en las que ha incursionado la OCB durante los últimos años.
Ante la probada ineficiencia de las transmisiones radiales y
televisivas, ven en las nuevas tecnologías un posible campo de acción.
Un reciente reportaje del New York Times mostró cómo en sus
oficinas centrales se graban más de 15 000 DVD mensualmente con programación
propia y otros materiales, que luego son distribuidos ilegalmente en Cuba.
Además, Radio y TV Martí están detrás de Piramideo, un
servicio similar a una red social que utiliza la mensajería de texto nacional
para crear una plataforma y ganar influencia sobre la sociedad.La idea es una
copia del programa ZunZuneo, financiado por la Agencia Internacional de
Estados Unidos para el Desarrollo (USAID) y revelado el año pasado por
Associated Press (AP).
En ambos casos, la meta era utilizar un gancho no
controversial y sin aparente contenido político, lograr una masa crítica de
seguidores y entonces dar el paso hacia convocatorias en red, concentraciones
masivas y desencadenar una “primavera árabe” a la cubana.
Ese tipo de estrategia forma parte de la llamada guerra no
convencional, la misma que viene
aplicando Washington con cierta efectividad en otras latitudes para derrocar
gobiernos que no siguen sus instrucciones, a un menor costo que el de una
invasión militar directa.
EL BOTÓN DE APAGADO
El mayor temor de quienes han hecho fortuna gracias a esos
inefectivos pero lucrativos programas, son las cada vez más numerosas voces que
llaman a poner fin a dos reliquias de la Guerra Fría.
En el Congreso de Estados Unidos está en marcha un Proyecto
de Ley para cerrar Radio y TV Martí, impulsado por la congresista demócrata
por Minnesota, Betty McCollum.
La legisladora apunta que el gasto de la OCB desde su
creación es superior a los 770 millones de dólares y ha fracasado en todos sus
objetivos. “Nuestros contribuyentes no deberían estar financiando radiodifusión
propagandística. En lugar de eso, deberíamos facilitar esfuerzos para que los
estadounidenses puedan involucrarse directamente con los cubanos”, aseguró al
defender su iniciativa.
Además, los anuncios del 17 de diciembre pasado y el inicio
de un proceso largo y complejo para abrir un nuevo capítulo en las relaciones
entre Cuba y Estados Unidos, dejan a Radio y TV Martí en un terreno pantanoso.
En su discurso en la III Cumbre de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el General de Ejército, Raúl Castro,
incluyó el fin de las transmisiones radiales y televisivas ilegales como uno de
los puntos que deben ser resueltos para avanzar en un proceso de normalización
entre los dos países.
El tipo de agresiones directas que han llevado a cabo esas
emisoras durante las últimas décadas sería impensable en un ambiente
medianamente civilizado entre La Habana y Washington, aun cuando las
autoridades norteamericanas han dejado claro que cambian sus métodos, pero los
objetivos siguen siendo los mismos.
Fuenet:Cubaperiodista
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