Obama en Cuba: Se hace camino al andar

Obama quiere ser recordado no solo por el contraste del color de su piel en la Casa Blanca, sino por lo que en Política se denomina legado. Tanto la Ley de Cuidados de Salud Asequibles (Obamacare), como sus intentos —hasta ahora fallidos— para regularizar la situación migratoria de millones de personas indocumentadas en Estados Unidos, podrían parecer suficientes en la ejecutoria del primer presidente negro de esa nación.

• Lea aquí un análisis del Proyecto de Ley Reforma Migratoria impulsado por Obama, pero bloqueado por la Cámara de Representantes desde 2013.Mas, la proyección internacional de sus ocho años de gobierno apunta a la memoria de los ciudadanos del mundo. Por una parte, la escalada militar en el Medio Oriente, continuidad y ampliación del plan de su antecesor George W. Bush, escudada en la lucha contra el terrorismo, un engendro que, en el caso del Estado Islámico y Al Qaeda, son sangre de su sangre (o sea, armas de sus armas). Por otra, el acuerdo nuclear con Irán, que se supone diluya las tensiones con el país persa, luego de años de sanciones y amenazas. Todo esto aconteciendo al otro lado del Atlántico.

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En la región, desde el 17 de diciembre no dejan de aparecer titulares en los grandes medios que han vuelto a geolocalizar a Cuba en el mapa. La nueva etapa en las relaciones entre ambas naciones, esa suerte de deshielo resultado de una Guerra Fría que, no obstante, subió las temperaturas políticas, más de una vez, en medio siglo, planteó numerosos desafíos, de los cuales la sostenibilidad en el tiempo pareciera el de mayor importancia y dificultad.

Obama lo sabe. Apenas le restan 12 meses para cimentar las bases de la normalización de manera que sea irreversible. De los tres candidatos republicanos con mejores resultados, en lo que va de campaña electoral, Marco Rubio y Ted Cruz (ambos de ascendencia cubana) han declarado, públicamente, que echarían atrás lo alcanzado hasta ahora. Dice un refrán popular que No hay peor cuña que la del mismo palo. Y mire que sí.

Por el bando demócrata, con Hillary Clinton a la cabeza —aunque bastante preocupada por los porcentajes de Bernie Sanders—, todo indica que se mantendrá la política de Obama hacia Cuba. Al menos, es lo que han dicho hasta ahora. Falta ver si es solo de la boca para afuera.

Lo cierto es que, preguntado por la prensa, en diciembre de 2015, el Presidente de Estados Unidos dijo que para ir a Cuba debían darse varias condiciones, entre ellas, que el Gobierno cubano se comprometiera a respetar los derechos humanos y la posibilidad de entrevistarse con “todo el mundo”. En materia de derechos humanos, ya sabemos, Estados Unidos tiene un “librito” muy particular y pretende aleccionar al resto de los países, imponiendo sus “interpretaciones”.

Tres meses después, el propio Barack Obama anunciaba en Twitter que el 21 y el 22 de marzo estaría en La Habana, en la primera visita de un mandatario norteamericano a la Isla en casi 90 años. Según se ha comunicado, se reunirá con el General de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y, también, con “miembros de la sociedad civil, empresarios y cubanos de todos los ámbitos de la sociedad".

twitter1Obama terminó su discurso semanal, en el que comentó su decisión, con una frase en español, dirigida a los cubanos: “Nos vemos en La Habana.” Algo similar había hecho el propio 17D, al utilizar una expresión muy recurrente aquí, “No es fácil”, que le debe demasiado a las cinco décadas en que el bloqueo ha tratado (y ha logrado) hacerlo todo más difícil.
Estos guiños podrían parecer coloquiales y espontáneos, pero se recomienda recordar que en Política el cálculo es una materia básica, y que no hay palabras o expresiones fortuitas, sino largamente pensadas e intencionadas.

La Cancillería cubana comentó, en conferencia de prensa, que Obama será bienvenido con la hospitalidad que caracteriza al Gobierno y el pueblo de la Isla. En lo personal, no espero reacciones exageradas, en ningún sentido. Ni en el protocolo con que se recibe a mandatarios, ni manifestaciones de repudio porque, no lo olvidemos, el bloqueo, la base naval de Guantánamo, las transmisiones radiales y televisivas, la Ley de Ajuste Cubano y el apoyo a la subversión interna continúan. Tampoco serían justificados los vítores y la celebración.

• Vea la Conferencia de prensa de Josefina Vidal, directora de Estados Unidos en el Ministerio de Relaciones Exteriores, a propósito de la visita de Barack Obama

Obama no es, por mucho, un emisario de la providencia. A pesar de ser el primero en acceder a caminar sobre el puente, hacía mucho tiempo que la bola estaba en su terreno, pues Cuba había insistido en su disposición al diálogo, sobre las bases del respeto mutuo y la soberanía. Mas, no será su presencia en La Habana el fin de los problemas que genera una política hostil como el bloqueo, codificada en ley, y cuyos efectos, hasta el mismo presidente, sentirá en carne propia.

raul y obama1Que será un importante paso en el acercamiento, sí. No impacta igual en las relaciones diplomáticas una llamada telefónica que un estrechón de manos en señal de acuerdo. El encuentro en la capital cubana podría acelerar algunas decisiones de las que todavía puede echar mano Obama.

He leído en un diario español que los sucesos de finales de marzo serían la culminación del proceso de normalización de relaciones entre ambos países. No es correcto. Así como una golondrina no hace verano, el viaje presidencial no será la solución para todos los pendientes, ni borrará de un plumazo las profundas diferencias entre las partes. Pero, sin dudas, es una excelente oportunidad para continuar. A fin de cuentas, diría el poeta, al andar se hace camino.