Hugo Chávez es, hasta para sus enemigos, una de las
personalidades más significativas de la historia venezolana y del mundo
contemporáneo. Una veintena de años, desde su aparición pública el 4 de febrero
de 1992 hasta su prematura muerte en el ejercicio de la presidencia el 5 de
marzo de 2013, abarcó su relativamente breve paso por la política si lo
comparamos con la mayoría de las personalidades de la política venezolana del
siglo XX.
Pero la impetuosidad y los resultados de su marcha, especialmente
desde su acceso a la más alta magistratura, le valieron en vida un elevado
reconocimiento dentro y fuera de su país. Fue, probablemente, el político
venezolano más controvertido y más universal del siglo XX y de lo que va del
XXI.
Semejante hombre, y las circunstancias en que se
desenvolvió y que él mismo contribuyó a desarrollar, han dado lugar a un enorme
volumen de textos, no solo a los provocados por las enconadas disputas
políticas en torno a sus actos, sino también a una muy elevada cantidad de
escritos dedicados a examinar y enjuiciar a su persona y al proceso de la
revolución bolivariana desatada bajo su conducción. Y dentro de esa creciente
bibliografía no deja de sorprender la cantidad de estudios más o menos extensos
y de libros de corte biográfico.
La biografía es hace mucho un género atractivo para los
lectores: saber acerca de quienes se destacan en cualquier campo parece ser una
cierta necesidad humana. Por eso, la biografía ha cabalgado entre los dominios
de la literatura y de la historia, aunque con desmedro de una de las dos con
lamentable frecuencia. La precisión de los datos y la rigurosidad del análisis
no deben evitar el relato, la narración de la vida del biografiado en su época
concreta. De igual modo, la expresión literaria no debe falsear ni sustituir la
exactitud informativa sobre el biografiado y su época. No es casual que casi
siempre las biografías más populares, tanto al ser publicadas por vez primera
como las de mayor permanencia al paso del tiempo, reúnan y armonicen ambos
costados, y que cada vez más los practicantes del género busquen
conscientemente tales propósitos.
Hugo Chávez y la resurrección de un pueblo, de Germán
Sánchez Otero, se mueve por ese camino que pretende no solo informar y examinar
sino, además, agradar, brindar el placer de la lectura. Ya este es, pues, su
primer tanto a favor, sobre todo porque el autor logra ese objetivo.
Para lo primero, la revisión acerca de la personalidad
histórica, Sánchez Otero cuenta con un arma excepcional: su presencia en
Venezuela como embajador de Cuba desde 1994 hasta 2009, lo cual le permitió ser
un observador y de cierta manera un participante de los acontecimientos que
narra, con el provecho informativo que le brindan las estrechas relaciones de
Chávez con Fidel Castro y la Revolución cubana al igual que su conocimiento
personal de muchos de los protagonistas de esos años y el manejo de los
contextos en que se movió el líder venezolano.
Desde el punto de vista literario, ya el autor había
demostrado con largura sus cualidades en dos de sus libros: Transparencia de
Emmanuel (2008), el relato testimonial que no deja de lado el suspenso acerca
de la operación del gobierno chavista y la Cruz Roja Internacional para recibir
en plena selva colombiana a los primeros retenidos liberados por las FARC, y El
año de todos los sueños (2011), un relato novelado de sus vivencias como
brigadista Conrado Benítez durante la campaña de alfabetización cubana de 1961.
Mucho antes, en una docena de títulos de densidad teórica
e histórica —y de alguna manera también en los dos mencionados—, Sánchez Otero
había ido evidenciando sus capacidades de analista, sobre todo acerca de varios
ángulos de la Revolución cubana y hasta en la más seria reflexión escrita en
Cuba sobre Economía y sociedad, el clásico libro de sociología de Max Weber.
Estas condicionantes positivas le han permitido
entregarnos una biografía de Chávez que cuenta con otros varios puntos a su
favor.
En primer lugar, su enfoque de Chávez en su desarrollo y
cualidades como ser humano. No hay duda de que el autor ha tenido el propósito
esencial de trasmitir la forja del líder político, pero ello ha marchado de la
mano de la propia formación de su personalidad. Así, se nos entrega
cumplidamente tal proceso de aquella individualidad en que los varios matices
dieron lugar a su singularidad, sin alardes de psicologismo ni de sociologismo,
pero comprendiendo la necesidad de situar a Chávez en el entorno
histórico-social, familiar y de sus propios sueños, ambiciones y contradicciones.
En segundo término, ha sido un acierto fijar límites
temporales a esta biografía: la vida de Chávez solo hasta 1999, cuando aún no
alcanzaba talla mundial. Es la vida del niño, del jovencito, del oficial
desconocido, catapultado hacia la historia venezolana por el movimiento cívico
militar del 4 de febrero de 1992. Se trata, pues, de fijar de dónde salió
semejante dirigente y cómo emergió el liderazgo, etapas sin las cuales no es
posible entender su ejecutoria. Y el autor alcanza plenamente, a mi juicio, la
entrega de la compleja hechura de aquel político de asombroso carisma y notable
voluntad de servicio y de entrega a los sectores populares, con un enrome
sentido de identidad y de amor patrio.
Sánchez Otero quiere brindar la desmedida personalidad de
Hugo Chávez para los cánones de la política tradicional venezolana,
caracterizada desde el siglo XIX por fenómenos como el caudillismo y el
populismo, pero sumida en el marasmo moral y la más escandalosa polarización
social durante el boom del alza de los precios del petróleo de los años setenta
del pasado siglo y el agotamiento de la llamada democracia bipartidista. El
libro sitúa adecuadamente esas coordenadas imprescindibles sin convertirse en
una pieza historiográfica.
El tercer punto por destacar es el inteligente uso por
parte del autor de los testimonios de Chávez sobre su vida a través de varias
entrevistas y de su propia voz. Hay cuidado en la reproducción de informaciones
y en la selección de los acontecimientos, juicios y valoraciones provenientes
del propio Chávez, sin que dejen de manifestarse en casos necesarios los
matices y criterios autorales que hilvanan el relato. Ello permite que los
lectores comprendamos la extraordinaria sensibilidad y riqueza espiritual del
biografiado, elementos decisivos para explicar tanto su compromiso
revolucionario, transformador, como la originalidad de su pensamiento y de sus
actos.
Chávez el llanero, el venezolano reyoyo que cantaba,
bailaba, se enamoraba; el de origen humilde y profundo sentido de la superación
constante; el de responsabilidad ciudadana; el seguidor de Bolívar y excelente
conocedor de la historia y las letras nacionales; el protagonista enérgico y
decidido de nuevos rumbos para su país y América Latina es la persona
trasmitida por Hugo Chávez y la resurrección de un pueblo, este libro de Germán
Sánchez Otero que ya nos tiene interesados en su continuidad, que abarcará su
etapa presidencial.
Fuente:Cubadebate
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