Por
Lubia Ulloa Trujillo
Tomado
de Invasor Digital
Llegar
al medio siglo de creado entre la preferencia del público dice mucho del amor
con que trabajan los artistas del grupo de teatro Polichinela, de Ciego de
Ávila.
El
guiñol avileño surgió por iniciativa de varios jóvenes de aquel entonces, entre
ellos el pintor René Rodríguez, quienes sintieron la necesidad de hacer reír a
los niños y fomentarles el interés y la apreciación por esta manifestación
artística.
Importantes
premios como los alcanzados en los festivales Máscara de Caoba, de Santiago de
Cuba, Tunitas, de Las Tunas, y Nacional de teatro, avalan la trayectoria de
varias generaciones de actores y actrices de esta agrupación, dedicada a
recrear cuentos tradicionales.
En
estos 50 años, Polichinela destaca en el panorama teatral cubano y goza de
prestigio y reconocimiento por los recursos que utiliza en las obras puestas en
escena para darles vida a sus títeres.
Cuenta
Yosvani Abril Figueroa, su director desde el 2003, que desarrollan la línea
estética sobre la animación de figuras, para, entre acción y palabras, incluir
en el espectáculo al sector infantil, educarlo, entretenerlo, e involucrar a la
familia.
Como
hemos logrado ese propósito decidimos en 2011 fundar "La Pequeña
Compañía", con niños entre seis y 13 años para que cuando lleguen a noveno
grado puedan optar por las distintas escuelas de arte, dice Yosvani.
"Gracias
a esta iniciativa de formación de futuros titiriteros actualmente hay ocho
adolescentes en esos centros educacionales, y quién duda de que sean el relevo
de los que hoy ejercemos la profesión".
Para
Geovanny Cervantes Cervantes, es gratificante integrar el guiñol avileño desde
hace 19 años, pues lo ha convertido en mejor persona al actuar para los
infantes y llevar su arte a barrios, comunidades, y centros de trabajo y
estudio.
En
tanto a Suyen Toledo Delgado, la más nueva de los ocho actores de Polichinela,
la magia del teatro la envolvió desde pequeña y cuando tuvo la posibilidad se
inscribió en un curso de verano para recibir clases de actuación.
Constituye
un placer ser parte del colectivo y a la vez un reto para superarme y estar a
la altura de los que llevan más tiempo, aquí he aprendido a querer a los
títeres y a sentirme realizada, concluye Suyen.
Llevar
medio siglo cultivando el ancestral arte de las marionetas resulta digno de
elogios, pero más aún, si en todo ese tiempo han conseguido mostrar la esencia
de un proyecto artístico en cada puesta en escena.
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