Honor a quien honor merece

 Por: Jorge Luis Delgado Felipe
 
La fría mañana del VEINTIOCHO de enero de 1953 presentía que algo inusual sucedería, en la sencilla casita de duras madera y tejas de la calle Paula, a solo pocos metros de la ruda muralla de piedras nacería el niño que años después cambiaría el rumbo a la Patria que le abriría sus brazos para colocarlo, a penas CUARENTA Y DOS años después, en el altar más agrado, el de los mártires.

Sus padres de origen español  lo educaron bajo las ordenanzas católicas, el amor a su amplia familia y el buen hacer, razones suficientes para que a penas siendo un muchacho conociera del sufrimiento del negro y jurara lavar con su sangre el crimen.

Las ásperas canteras de San Lázaro lastimaron su piel y su salud, pero reafirmaron en el joven José Julián la rebeldía contra aquel déspota régimen  que ennegrecía el presente y futuro de su sufrida Isla, para sellar su juramento con la amada tierra, encargó un anillo de uno de los eslabones de las cadenas que tuvo que arrastrar mientras destruía las agrestes piedras de la cantera.

Ya en la adultés siempre vistió de negro en luto por sus hermanos, sencillo y con profundo sentido de la economía, Martí recorrió América para fundar esos pueblos en una sola nación, con esa sabiduría hizo nacer un periódico que llevaría el nombre más sagrado para los hombres de bien: PATRIA.

Excelente amigo, insuperable orador, magistral escritor, supo combinar la política, las relaciones humanas y el amor por su familia demostrado en sus múltiples artículos y conmovedoras cartas a su madre, hermanas y la inconclusa misiva a su buen amigo Manuel Mercado.

Haciendo uso de sus facultades como Fundador del Partido Revolucionario Cubano se unió a la manigua redentora, en la que cayó de cara al Sol, en la confluencia de DOS RIOS.

 A más de siglo y medio, la obra de José Julián Martí Pérez, es faro y guía para los pueblos latinoamericanos que siguen viendo en la integración; el presente y futuro de otros que con el actuar de hombres de bien hacen luz en alba de la Patria grande.