Y en
el pueblo, en verdad, había muchos Camilos… Desaparecía en el mar Camilo
Cienfuegos, el más colosal guerrillero, querido por jefes y subalternos,
admirado por todo el pueblo.
Entonces, en 1959, recién estrenada la Revolución
la sensación de los cubanos era que se desgajaba una rama imprescindible del
árbol que creció en la Sierra Maestra. Su columna llevaba el nombre de Antonio
Maceo, no podía ser otra el hombre sino el de quien, según José Martí, tenía,
como Camilo, tanta fuerza en el brazo como en la mente.
En
medio del dolor de la pérdida física del héroe, Fidel aseguró en un discurso
que en el pueblo había muchos Camilos, insuflándole optimismo a la multitud. Y
seguro de ello.
Ya
los veríamos pronto en combates inimaginables que tendría que librar la
Revolución que comenzaba ahora, según afirmaba el propio Fidel Castro.
Hace
unas horas, volvieron a pisar la losa del aeropuerto José Martí, los tres que
faltaban de los cinco Camilos extrañados, sin culpa, durante tres lustros por
defender a la Revolución y quien sabe a cuantos seres humanos. Gerardo,
Antonio, Ramón regresaron. Ya estaban en la patria, después de cumplir su
condena, René y Fernando.
Todo
ocurre medio siglo después del triunfo de la Revolución. Estos Camilos
sucedieron a los numerosos que lucharon y cayeron o sobrevivieron en Girón.
Otros tantos en la lucha contra bandidos, en difíciles misiones de salvaguarda
de la Revolución y en misiones internacionalistas.
Casi
en todos los continentes hubo uno o más camilos no solo en combate armado en
solidaridad con los pueblos hermanos que buscaban su definitiva independencia,
sino también enseñando, o salvando vidas.
Entre
los primeros de la enseñanza podemos recordar a Conrado Benítez, maestro
voluntario o a Manuel Ascunce. Miles de jóvenes, varones y hembras, también se
inscribieron para partir como maestros voluntarios a Nicaragua, cuando el
Frente Sandinista luchaba por la supervivencia de la Revolución que fuerzas
reaccionarias atacaban a sangre y fuego. ¿Y qué serán sino Camilos los que hoy
en la cruzada por la vida combaten el ébola en países de África? En verdad que
en el pueblo había y
hay muchos Camilos.
Más,
ninguno como Los Cinco, estuvieron en las fauces de prisiones por tantos años.
El hueco esperándolos en cada desliz, o presunción de indisciplina. Nada los
melló, por el contrario se hicieron más sabios. Quizás pocos hombres de su
generación, aprovecharon como Mandela el tiempo de horror para estudiar, hacer
arte, templar la voluntad y aprehender ciencia política, y hasta ciencias
jurídicas en dos idiomas. Hacerse más imbatibles, pulir su ideología y ser
ejemplo de humanismo, al extremo de concitar la solidaridad entre miles de
personas en el mundo.
Nuestros
cinco Camilos del siglo XXI, son sin duda alguna como señores de la vanguardia,
una afirmación y recordatorio a la aseveración de Fidel de que en el pueblo
había muchos Camilos. Aquí están, tan modestos y criollos y sabios en la
batalla como Camilo Cienfuegos Gorriarán.
Fuente: Cubadebate
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