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miércoles, 1 de abril de 2015

Víctor Pérez Galdós y su excelencia en el periodismo y la literatura



Confieso que de Víctor siempre me impresiona su modestia y tenacidad;  el afán por estudiar e investigar  temas históricos, sociales y culturales, así como  su rechazo al protagonismo.

Creo sinceramente que le gusta pasar inadvertido y no es por temor escénico.  Claro que no, pues sería imposible cuantificar las horas, días, años que la voz de esta excelencia del periodismo hechiza a cientos de oyentes a través de los micrófonos de emisoras como Radio Progreso, Radio Rebelde, y otras más.


La madre quería que fuera maestro y el padre, electricista e incluso ingeniero, allá en su querida y natal Cienfuegos, donde nació  en 1945 y estudió hasta graduarse de técnico electricista.  No obstante, la vocación se impuso y desde la adolescencia se haya atrapado de manera vehemente por el ejercicio del periodismo y  la literatura.  Así lo cuenta:

-Apenas tenía 16 años de edad cuando comencé a colaborar con emisoras de Cienfuegos, en la conducción de programas de la entonces Asociación de Jóvenes Rebeldes, después Unión de Jóvenes Comunistas. Me había picado el bichito de la radio y ya sabes que eso es como un virus fantástico que tienes inoculado para siempre en vísceras, poros, huesos y alma. Y, tú lo sabes por experiencia propia.
¿Qué significado concedes al periodismo y a la literatura?

-El periodismo es  para mí y sin lugar a dudas, una  profesión fascinante aun cuando vivo bajo el estrés, abocado a veces al infarto. Esta profesión se ejerce, por lo general, con riesgos diversos e incluso hasta de vida, en dependencia de lo que estés cubriendo, además conspira contra la calma a la hora de redactar una noticia que exige inmediatez.  Tanto en radio como en la televisión, los periodistas trabajan apremiados por el tiempo exacto del espacio que por ejemplo: exige un  noticiero y  ello conlleva estrés y emoción.  Son estos dos  los fundamentales aderezos del trabajo reporteril.
No siempre has trabajado en la radio y  quisiera que me hablaras de tu paso por otras redacciones y de cuál fue el hilo conductor que te llevo a la producción literaria, con más de 16 libros publicados, mientras tres más esperan salir del tintero ¿cuándo  te picó ese otro bichito?

-El periodismo me abrió el camino hacia la literatura, pero eso fue mucho después, verás: llego a La Habana en 1963 y dos años después comienzo a  colaborar con el Departamento de Propaganda del Comité Nacional de la UJC y doy mi contribución en la elaboración, especialmente, de la revista Constructores.  Cuando uno es muy joven, te ayuda la osadía, por eso  al mismo tiempo hacía informaciones y comentarios que me publicaban varias emisoras.

Por aquella época aparecían trabajos tuyos en P’lante, lo que me causa curiosidad, porque das la impresión de estar  siempre “enganchado” con una investigación o tras la caza de la información o comentario complejo ¿cómo fue el tránsito por el semanario humorista y por qué no firmabas Víctor Pérez Galdós?
-Nuestra idiosincrasia  es ser alegre y dado al choteo hasta en los momentos más difíciles; recuerdo a milicianos que participaron en movilizaciones y llevaban consigo guitarras y otros instrumentos, pues yo no soy ajeno a la alegría y  humor del cubano,  tan utilizados hasta en los momentos de mayor tensión. Y, cierto, publiqué cosillas en P’lante, donde el director indicó que no utilizara como seudónimo el apellido del destacado escritor español. 

Él desconocía que mi primer apellido se correspondía con los de ese notable escritor, es decir el de  Benito  Pérez Galdós.  Así pues le aclaré que no se trataba de un seudónimo, no obstante inicialmente identifiqué mis trabajos como Victorf (se fue del aire el Victorf (en correspondencia con mis nombres Víctor Francisco)  y después los firmé como Víctor Pergal.  Tiempo después  me nombraron coordinador de un grupo de jóvenes escritores y caricaturistas del suplemento humorístico de P´lante.  Eso fue para mí otra formidable escuela de periodismo.

¿Estabas conforme con la enseñanza de la práctica diaria y la universidad de la calle?
-Angelita, somos colegas desde hace muchos años y sabes que quien se respete en esta profesión es como el médico, jamás deja de estudiar. e indagar. De hacer lo contrario, auguro el fracaso. Por tanto matriculé en la Escuela de Periodismo de la Facultad de Humanidades, en la Universidad de La Habana en 1968, donde tuvimos profesores que mucho nos aportaron porque llevaban tiempo en la radio, la prensa escrita y la televisión.

Me gradué en 1972 y desde ese año hasta hoy, frisando la edad 70, nunca he dejado de leer cuanto libro considero fuente para enriquecer o ampliar el conocimiento, ni he dejado de estar interesado e informado de lo que sucede en Cuba o en el mundo.
Te diré que disfruto el programa Conversando de Radio Taíno, en especial por tu conducción coloquial y la pizca que le añades de la sabiduría que atesoras sobre el acontecer histórico, social y cultural de Cuba.  Pero, volamos a los inicios ¿Cuál fue la primera emisora nacional que te entregó el micrófono?
-Un domingo a principios  de 1966 visité Radio Progreso y al llegar a la recepción dije: traigo una información sobre una actividad relacionada con la música que había participado. Mi intención era dejar  la nota y qué se la hiciera llegar al conductor de la Discoteca Dominical de esa emisora que estaba en ese momento en el aire.
El portero que me atendió, Julián, una persona muy atenta, se comunicó con la cabina donde estaba Eduardo Rosillo. Para mi sorpresa, fui de inmediato atendido por esa imprescindible figura de la historia de la radio, quien dentro de la cabina me hizo sentar a su lado.  Entre canciones y presentaciones, Rosillo leyó la información que había llevado.  Al cabo de unos minutos, me volvió a preguntar mi nombre y de pronto cuando se acabó la canción que se estaba difundiendo me presentó a los oyentes señalando mi nombre y diciendo que era un joven colaborador que iba a hacer referencia una información importante.

Así fue cómo hablé por primera vez en una emisora nacional de nuestro país.  A partir de aquel inolvidable momento, casi todos los domingos,  invitado por Rosillo, participaba en aquel programa que duraba 5 horas en vivo. No siempre hablaba, aunque sí lo ayudaba en lo que estuviera a mi alcancePor supuesto qué suerte para un joven contar en los inicios de la profesión con un maestro como Rosillo.

-Así es, él me enseñó que primero que cualquier otro requisito estaba el respeto al oyente, ofreciendo no sólo lo que quiere escuchar, sino también aportando una gota más del saber sobre el tema solicitado.
También de él aprendí que había que dar mucha importancia a la forma de decir, con amenidad y educación, así como establecer la confianza entre quien habla y quien escucha, sin vulgaridad, y nunca olvidar la intencionalidad donde realmente es necesario usarla. Todas estas exigencias contribuyen a la credibilidad del locutor, periodista, comentarista, conductor, y de todo el equipo que interviene en un programa. Aprendí la gran responsabilidad de participaren un programa en vivo.

Trabajaste años en la AIN ¿qué significó para tu formación en el periodismo?
-Otra extraordinaria escuela. Siento orgullo por haber sido uno de los fundadores en 1974 de esa agencia y  de integrar  su equipo de dirección como subdirector.  Laboré en la Agencia de Información Nacional, AIN, hasta 1987, y en los años de la década del ochenta  continué haciendo guiones para la revista informativa de Radio Liberación y escribía en otros medios, además, para programas históricos
¿Por qué dejastes la AIN?

- Pues fui designado Subdirector de Información de Radio Progreso, al tiempo que investigaba con miras a la publicación de algún libro, o de las series dramatizadas.
Para la televisión y otros medios escribí series de carácter político, ideológico y cultural.  Entre ellas, las dedicadas a Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos, La Habana su transitar por el tiempo, Dora Alonso, Alejo Carpentier, José Lezama Lima y el aniversario 50 de la televisión.
En 1988,  comencé a trabajar en Radio Habana Cuba atendiendo la Revista de la Noche, sin dejar la actividad informativa, y en estos y otros trajines estuve hasta la jubilación en el 2007.

Tu jubilación  hay que ponerla entrecomillas, porque sigues trabajando con la intensidad y pasión de los años mozos en varias emisoras, la televisión  y  sitios de internet, como en las web de Radio Rebelde y de Habana Radio.
-Si me mantengo activo. También he escrito series dramatizas para Radio Progreso de temas de carácter político-ideológico y cultural. Y sigo escribiendo libros.
Precisamente algunos de tus libros han tenido más de una reimpresión como Visión de Cuba, Un hombre que actúa como piensa (también publicado en Nicaragua), Joseito Fernández y la historia de la Guajira Guantanamera (Reimpreso y ampliado en el 2011)
A lo anterior añadimos sus múltiples coberturas de eventos nacionales e internacionales como el vuelo conjunto del cosmonauta cubano Arnaldo Tamayo.  Además, ha integrado numerosos jurados en certámenes convocados  por la radio y televisión, así como del Premio Nacional José Martí, auspiciado por la Unión de Periodistas de Cuba.

Por su meritoria labor Víctor Francisco Pérez-Galdós Ortiz ostenta diplomas, distinciones, medallas y premios.  Entre estos lauros se encuentran: Premio Nacional de Periodismo “Juan Gualberto Gómez”, Premio Nacional de la Radio, Sello de laureado del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura y los  Reconocimientos Honrar honra, (en el 2009) y la Utilidad de la virtud (en este 2015),  otorgados por la Sociedad Cultural “José Martí”. Al respecto opina:

-Agradezco mucho  los premios y distinciones. Ahora bien cada uno de ellos constituye en el orden personal un serio compromiso en cuanto a la calidad del trabajo; es decir uno no se puede dormir en los laureles porque ya han reconocido la experiencia y larga trayectoria sostenida con esmero y pasión.  Si te soy sincero el  mayor reconocimiento y el que más me emociona, lo recibo de los oyentes, la mayoría no me conoce desde el punto de vista físico, y en todo caso me identifican por mi voz o por el nombre.
Una pregunta indiscreta ¿cuántas horas duermes?

-Unas seis horas o siete horas,  si no hay apremio por algún trabajo que requiera de la inmediatez o permanecer en la emisora o TV. De lo contrario, puedo hasta dormir unas 10 horas diarias.   Pero hay que buscar el tiempo para evadir el estrés: disfruto de los campeonatos de la pelota, comparto momentos agradables con mi familia, con amigos y amigas, suelo participar en actividades culturales… en fin no todo tiene que ser trabajo durante esta breve existencia humana, aunque de veras cuando estoy haciendo algo que me gusta eso, para mí, no es trabajo porque lo hago con mucho placer y dedicación.
 Fuente.Cubadebate

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