Agricultura de Ciego de Ávila: a secas

por Katia Siberia García 
No hay eufemismos que se ajusten a la situación actual. Incluso crisis parece una palabra menor para describir la sequía que azota los campos de Ciego de Ávila y que se escurrirá, invariablemente, hasta cada mesa.

Algunos datos vienen a confirmarlo, aunque el impacto de tales cifras sobrepasa, con creces, las estadísticas que, a punta de lápiz lleva Juan de Dios Guerra Gutiérrez, especialista de riego en la Delegación Provincial de la Agricultura.

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699 estaciones de bombeo quedaron paralizadas y con ellas miles de hectáreas que hoy marchitan sus frutos con un costo doble, pues perder una inversión implica renunciar a los ingresos que generaría para, volver a sembrar. Es un ciclo que argolla al campesinado avileño: pierden si ya sembraron y pierden por no sembrar.

De las 90 máquinas de riego que existen en la provincia, 37 son ya un armatoste de hierro en espera de que las precipitaciones satisfagan el manto freático y la arrancada moje a las 1 654 hectáreas que han sido forzadas a una agricultura de secano, lo que equivale a bajos rendimientos; en el mejor de los casos.

Solo en la mítica Empresa de Cultivos Varios La Cuba 134 bombas de riego por gravedad fueron invalidadas y varias empresas estatales han debido dar vacaciones a quienes manejaban el agua. Todo lo contrario sucede en la ganadería, donde hay que llevarle el líquido en pipas a unos 17 000 animales.

El agua prevista para el arroz se redujo y entre lo que ya no se sembrará y lo que se dañó, tendremos 5 000 toneladas menos. Y los ejemplos van engrosando una larga lista que avasalla cualquier plan futuro en la Agricultura, justo a las puertas de la campaña de frío donde suele (o solía) plantarse buena parte de nuestra comida.

No han sido fáciles las decisiones, comenta Guerra, quien a su vez reconoce que aunque la mayoría está consciente de la crítica realidad se han dado ciertas reticencias y para evitar el gasto de agua han apostado por el bloqueo de pizarras en el riego electrificado y, de ser necesario, la inhabilitación temporal (quitar el cabezal) de turbinas de riego mecánico.

Las secuelas de la extrema sequía agrietan tanto el suelo como los bolsillos y el impacto podría seguir disparando los altísimos precios de los productos, de ahí que muchos, paradójicamente, anden "pidiendo" ciclones y siguiendo desde el África la trayectoria de una tormenta tropical que el jueves pasó a huracán.

Por su parte, la comisión provincial de enfrentamiento a la sequía continúa llamando al ahorro sin que hasta ahora se hayan aplicado medidas drásticas a los infractores o a quienes actúan con parsimonia en la búsqueda de soluciones que hoy, quizás, atenúen la crisis (si es que ese término define el panorama agrícola).