Bostezo local en Ciego de Ávila

 por Pastor Batista Valdés
 A nadie le queda duda: el Gobierno en la provincia de Ciego de Ávila, municipios y directivos de Economía y Planificación saben que el territorio requiere cada vez más de una visión realmente estratégica, un diseño acertado y acciones concretas que propicien un desarrollo local a tono con las necesidades y particularidades de cada lugar. Eso es: resolver problemas, generar crecimiento y asegurar bienestar.

El asunto está en cómo lograrlo. Invirtiendo eficientemente, haciendo obras —dirá usted. Y tiene razón. Solo que no siempre la situación económica y financiera del país permite concebir y ejecutar lo deseado.Más de la mitad de los pasajeros del municipio de Venezuela se mueven en ómnibus del proyecto de desarrollo endógeno

Una magnífica —así: magnífica— alternativa, en tiempos “cómodos” o de “vacas flacas”, son los proyectos de desarrollo local, ya sea con cooperación (fondos) del exterior o con financiamiento interno, variante esta última conocida como Iniciativa Municipal de Desarrollo Local (IMDL).

La realidad, sin embargo, indica que muy pocos gobiernos locales (municipio) aprovechan esa oportunidad, amén de cuantos nudos haya que desatar, cuesta arriba, en el empeño por concretarla.

Según explica Ileana Venegas, directora de Economía y Planificación en la provincia, este año Ciego de Ávila apenas tiene en plan tres proyectos con cooperación internacional (todos en Florencia) y uno por IMDL, en la Cooperativa de Crédito y Servicios José Martí, del municipio cabecera.

¿Será que los demás territorios tienen resueltos todos sus problemas económicos y sociales? ¿O es que autogeneran ingresos suficientes como para no precisar ayuda?

No lo creo. Materiales para construcción, transporte, agricultura, ganadería, agua, viales, servicios comunales, recreación, saneamiento, medio ambiente... se inscriben, año tras año, como urgencias e insatisfacciones en cualquier lugar y no afloran en proyectos, a pesar de que pudieran venirles como anillo al dedo.

Florencia ha dado pasos. Si en 2016 espera concretar nuevas acciones para mejorar capacidades, lograr más integralidad en la recolección y tratamiento de residuos sólidos o rehabilitar la dulcería La Crema, es porque ya sintieron, por vía alternativa, inyecciones foráneas de equipos para producir materiales constructivos, para faenas comunales, medios de protección laboral, elementos de techo y piso, molinos para áridos,...

Bolivia podría animarse más, sobre todo si aporta los esperados resultados e ingresos la máquina para elaborar picadillo de pescado que se instaló allí por IMDL, junto a otros recursos, como motores para lanchas pesqueras.

Área Arqueológica de Los BuchillonesDINERO POR LA BORDA
Si lamentable resulta no hacer proyectos, más lo es que, luego de ser concebidos, diseñados y en ejecución, queden sumidos en un aletargado bostezo, aún disponiendo de fondos e incluidos en los corchetes de la planificación.

Tal es el caso de Los Buchillones, en Chambas, atractivo punto del litoral norte y núcleo del sitio arqueológico con mayor cantidad de piezas aborígenes en madera descubiertas en el Caribe Insular.

La feliz idea de generar allí sana distracción y conocimiento cultural entre visitantes nacionales y foráneos, subyace hoy en la pata de un inconcluso ranchón de guano, en deterioro; un pequeño muelle que no ha sentido más pasos que los del olvido, y el lamento de un dinero ya aprobado, que dejó de estar a bordo para caer por la borda de la inejecución.

Los Buchillones, un proyecto inconcluso de IMDL aún cuando tuvo respaldo financiero y espacio en la planificación

Algo similar ocurre en el área de El Cimarrón, en Morón, donde la inercia mantiene inválido un saludable proyecto, respaldado por recursos financieros, que hubiera podido aprovechar el entorno natural de un paraje con envidiables condiciones para el esparcimiento, la salud, los servicios e, incluso, para la artesanía. ¡Y nada!

EL OJO DEL AMO O EL AMO SIN OJOS
Ni a planificadores económicos, ni a directivos del Gobierno, corresponde sentarse a hacer directamente, a golpe de paso y de metodología, proyectos con vistas al desarrollo local. Pero alguien debe ordenar ese gato y ponerle cascabel, para que organismos, empresas, entidades e instituciones tengan suficiente visión, previsión, motivación, conocimiento y capacidad para proyectar.

Vale el criterio de Ada Guzón, directora del Centro de Desarrollo Local y Comunitario (CEDEL) en Cuba: “Ninguna instancia como el municipio puede liderar un verdadero proceso de desarrollo local, no solo por ser escenario de lo cotidiano, donde se produce y reproduce la vida, sino, también, porque allí tiene lugar el vínculo más directo Gobierno-pueblo”. ¿Y qué debe ser el Gobierno, si no la expresión, representación y voluntad del pueblo?

Estudios, en cambio, indican que no siempre existe allí una estrategia de desarrollo local, no está clara la responsabilidad en torno a los proyectos, se delegan funciones, la renovación de cuadros genera inestabilidad en lo logrado, falta visión del alcance de dichos proyectos, dominio de su elaboración... y, al final, como suele decirse: “nadie le tira a eso”, como corresponde.

¿Quiénes mejor que los que dirigen un municipio para dominar al dedillo lo que más perjudica, incide o necesitan la población y el territorio? ¿Quiénes pueden conocer mejor los recursos naturales, humanos, científicos o de otra índole, las barreras y las potencialidades para avanzar de forma integrada e integral?

¿Cómo se explica que haya municipios cubanos donde han sido ejecutados millones de pesos, mientras a otros los signa el inmovilismo?

municipio venezuela ciego de avilaLo ideal es disponer de un banco de proyectos, bien argumentados, convincentes, rigurosos, capaces de deslumbrar al donante (nacional o externo) interesado en aportar fondos —y que sean bien usados— para el desarrollo local.

Estos proyectos pueden mejorar el entorno, la calidad de vida y el bienestar social

En información anterior acerca de este tema, publicada en nuestro sitio digital, el ciberlector y médico avileño Ernesto Salcedo ponderó una experiencia similar, en el año 1996, que repercutió de forma positiva en el entorno comunitario, a favor de la salud y de la vida social, con amplia participación de los gobiernos locales y apoyo, incluso, de embajadas como las de Bolivia y Ecuador.

APRENDER EN NUESTRA VENEZUELA
No tiene el avileño que ir, necesariamente, a Manatí, Cabaiguán, Aguada de Pasajeros o Encrucijada... para adquirir experiencia. Ahí mismo, “a un salto”, está el municipio de Venezuela, donde un proyecto en cooperación con la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ha permitido ejecutar unos 13 millones de pesos, con palpable impacto en casi todas las esferas de la vida económica y social, tal y como explica Víctor Delgado Ramírez, director provincial de la Unidad Presupuestada Núcleo de Desarrollo Endógeno.

Interminable se tornaría una relación que incluye más de 50 máquinas de riego (de distintas denominaciones), cinco ómnibus para transportar pasajeros y trabajadores, 10 camiones de volteo, más de 50 tractores, unos 70 implementos agrícolas, casi 50 neveras, líneas para mantequilla y conservación de frutas y vegetales, máquina para bloques y celosías, neumáticos, módulos de herramientas, artes de pesca, recursos para mejorar escuelas, consultorios médicos y otras instituciones sociales.

¿Que un proyecto de desarrollo local lleva tiempo, trabajo, argumentación...? ¡Lo lleva! ¿Que requiere conocimiento, dominio, seguimiento...? ¡Lo requiere! ¿Que tiene el Gobierno una función rectora? ¡La tiene!

No por casualidad desde su parte introductoria, los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución llaman a “impulsar con efectividad la iniciativa de los territorios para potenciar de manera sostenible su desarrollo económico”.

Lo inadmisible es la inercia, el inmovilismo, la indiferencia, o aquella vieja y dañina tendencia a pretender que llegue (o a pedir) dinero, “para ver en qué lo voy a emplear”. Esos tiempos no cuentan, ni pueden contar ya.