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miércoles, 19 de septiembre de 2018

El Roce de los Cuerpos

tomado del blog "Hasta reventar" de Yuliet Teresa periodista semanario "Invasor"   
Quiero rasgar mis vestiduras. Tener que convertirme en sal sin opción de retroceder. Tendré que pedir a JHVH que el Sol se detenga unos minutos o pedir que la noche sea la más larga de todas las noches. Ya decidí rasgar mis vestiduras, y lo hago con palabras. Me azoto una y otra vez; sangro queriendo morir. Necesidad me es impuesta, en los viciosos ojos ya no existe templanza, ni en las bulliciosas calles una ciudad. Necesito romperme en miles de cristales, resucitar a todos mis ancestros.

Convidarlos a un encuentro. Matrices es camino y suerte de bálsamo que no deja que sucumba, aunque es litoral del dolor. Este libro llega a mis manos sin quererlo, es un regalo imprevisto. Miles de amantes ya lo han vivido conmigo, y yo con mucho recelo lo tengo como resguardo. Yanarys Valdivia Melo (Ciego de Ávila, 1987) me ha cortado las ganas, el deseo, todo lo pagano, lo insalvable; no digo palabras durante horas. Miro su carátula y pido un poema al Supremo. Como roca y suspiro del Éufrates se me presenta estos versos:

Me conmociona. Lanzo el primer disparo de gracia. No logro creer que alguien tan cercano a mí pueda ser yo misma en otro cuerpo. Serán sus versos los que me enamoren, los que aprieten mis manecillas desnudas, los que me hagan traer del sepulcro a mis abuelos e hijos que no he conocido. Me regala un trocito de cielo.

¿A dónde irán nuestros salvadores, de qué tribu provienen?

Ya me he inventado muchos nombres, los de aquel hijo que vivió y no conocí, los del padre de mi padre que solo escuché alguna vez su voz. Ya inventé mi propio nombre con los versos de Valdivia Melo, tuve sexo con sus pedazos de palabras cortas y largas, exigentes y traviesas.

No dejo de leer estos espejos, estos cielos que son también espejos a punto de partirse, estos versos que no me dejan otra cosa que el inicio del dolor. Pensé para este texto utilizar palabras airosas, estructuradas y formales; pero usted me disculpará por no hacerlo. Por tener la osadía de tratarla tan ordinariamente, de hacerla tan mía como si viniéramos del tiempo.

Me perdonará también, la profunda admiración que siento por estos versos, y por estos retazos de mi alma que me he dejado al leer todos y cada una de estos matices desolados y restauradores que representa “Matrices”.

No estar prejuiciado con una idea, es ser contrario a los tiempos. Ser coherente con una idea es estar prejuiciado todo el tiempo; pero creer que una idea es un estado en el que no se puede vivir sin que sea superada constantemente, es ser coherente consigo mismo. Y estas palabras no son asecho, son la razón para poder caminar sobre los precipicios, sobre el encanto de estar enajenado hasta que se pueda. Requiere de mucha sutileza decidir cuánto debe leerse de un poeta en particular. Yo decido beber sin deparo en lo ajeno que es todo.

¿Cómo decirle que la Creación es esto?/ Que ciertamente la nada nos aguarda y seguimos ensayando otras formas/ ¿Por qué exponerlo?

Yo estuve ahí, en el mismo sitio de la decepción, o mejor dicho de la primera decepción. Quise fingir que todo andaba bien, y volverá a disculparme usted por sentir lo mismo y por usar sus mismas palabras. Tendrá que soportar para que nuestro cuerpo resista la pesada carga.  Porque yo también fui expulsada del Edén y del África; no soporté vivir eternamente en Asia y Europa fue demasiado gris para esta incitación.

piel_lezano_2_H_DCHA_TXT-580x350.jpgPorque no quiero que usted se preocupe, no tengo intenciones de nada, absolutamente de nada. Su voz se alza, como pendón o fortificación armada, como mar y como agudo sentido de razón. No es tan joven usted aunque lo sea, lleva muchos siglos siendo llamada por esta incesante voz del lado contrario. Entiendo que posee cierta dualidad al escribir, la de sabia y de rebelde, si es que esto no fuera lo mismo. Con súplica, contrito mi alma, dejo que viertan en ella toda la capacidad que usted ha desempolvado, ha querido llevarme presa y no entiendo razones, no produzco otra pena, no he dejado de ser esa muchachita que no para de leer. Y puede que, como en muchos momentos, no haya escrito estos versos para mí, pero ya son míos. He encontrado en ellos, un futuro que solo usted y yo sabemos.

¿Cómo atrapar lo efímero?/…El piano es el culpable y el pianista/

Y ahora me hace responsable a mí, porque sabe usted que también amo esa silla de palo, y ese piano de palo, y hasta esas ya gastadas figuritas que viven encima del piano. No deja que pase ningún detalle por delante, sin que ate a su juicio los cómo se hacen y a todas esas respuestas que no son más que el hilo del laberinto. Como si por coincidencia quisiera hacernos reiterativos de su lectura, y de este peculiar poemario que nos recuerda las constantes existenciales.

Después de esto, haré una pequeña crónica, o un tratado; algo saldrá de esta inquietante idea en suspenso, y de estos martillados sentidos que al leerla a usted quedan con más preguntas que respuestas, pero templada el alma y el espíritu. Que sea Matrices, un vendaval de ilusorios proyectos que ven su luz y aprovechan el martirio. También la ventura de quien quiera desgarrarse el alma, y sobre todo la sed para volver a sus versos en el sequedal.

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