Por: José Ernesto Nováez Guerrero
Una de las problemáticas fundamentales a las que se enfrentaron el proceso independentista decimonónico cubano y la Revolución triunfante de enero de 1959 fue la unidad de las fuerzas revolucionarias. La unidad, o la falta de ella, fue factor clave en el éxito o fracaso de los sucesivos procesos que en cada época histórica expresaron los anhelos más profundos del pueblo cubano.
La Guerra de los Diez Años, la heroica gesta de la nación cubana, tuvo en los caudillismos, regionalismos y sectarismos una de las causas fundamentales de su frustración. Sin importar cuánto valor individual derrocharan los patriotas, la derrota del poderío militar español y del modelo colonial en América debía ser hija de un esfuerzo colectivo coordinado entre todas las fuerzas rebeldes.