Por:Jorge Luis Delgado Felipe
Foto: Albert Fajardo Jiménez
Nidia es una de nuestras periodistas que por cosas de la
vida y la salud, ha tenido que entrar cuatro veces a los quirófanos de los
Hospitales de Ciego de Ávila y del Oncológico de la provincia de Camaguey, a
pesar de ello mantiene tan alta la autoestima que estoy seguro que vencerá la
enfermedad que le aqueja.
Entusiasta ante cada tarea, animosa y excelente upecista
agradece infinitamente a nuestra organización las atenciones que le presta
cuando el mayor tesoro, la salud, le juega malas pasadas.
Me atrevo a escribir estas líneas a partir de sus palabras
de reconocer la gratitud hacia sus compañeras y compañeros, y los que desde
otras provincias e instancias garantizan que la mano amiga y la ayuda oportuna
llegue hasta la sala de un hospital, la casa de su tía camagüeyana o su
sencillo apartamento en el reparto Vista Hermosa de Ciego de Ávila.
Nidia Justa Torres Hernández, una de las web master de la
emisora provincial Radio Surco, la han
operado cuatro veces de tiroides, la última por un vaciamiento ganglionar por
metástasis de carcinoma y valora con alta estima la solidaridad de sus colegas,
la preocupación del personal médico y cuan generosa es esta Revolución.
Ella si sabe cuán costosa es cada una de esas cirugías, de
cada uno de los periódicos exámenes que se le hacen, de los diversos
tratamientos de quimioterapia y por eso se siente comprometida a sanarse para
seguir aportando a la sociedad que construye, junto a sus dos hijos, su nieta, su nuera, futuro yerno
y su cariñosa madre.
Hace solo unos días la fuimos a buscar a Camaguey tras el
alta médica, ella y sus hijos agradecidos no sabían que decir por la gentileza
de sus compañeros de la radio, de la Upec en la provincia, que más que todo es
un deber, pues la Unión de Periodistas de Cuba tiene entre sus principios
funcionales y éticos el de colaborar y atender a sus miembros.
Pero Nidia sabe que no solo es ella, otros, unos más, otros
menos necesitan la mano oportuna, la frase alentadora que a pesar de su
dolencia le hace reír a carcajadas y olvidar por un momento la enfermedad y
saber que de ratos agradables y gestos solidarios vivimos todos.
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