El cambio del contexto en las relaciones entre Cuba y
Estados Unidos tiene resonancia en todos los ámbitos de lo político, lo
económico y lo social. En un escenario tal, los ejes sobre los que ha trabajan
los grupos de solidaridad con Cuba también deben redefinir sus focos de
atención; más cuando se produjo la liberación de los cinco cubanos que
permanecían prisioneros injustamente en la nación norteña: una de las bases
fundamentales de las redes solidarias.
Gloria La Riva, activista de la Coalición Answer y muy
conocida en Cuba por su extensa labor y su participación en la campaña por la
liberación de Los Cinco vino como parte de la más grande delegación
estadounidense de solidaridad en los últimos años. “Somos más de 160, además
hay otras personas que vinieron que no son parte de una delegación, lo que nos
convierte en un grupo aún más grande. Todo esto a pesar de los altos precios de
los vuelos: es muy caro venir a Cuba”, comenta La Riva.
-Con Los Cinco de regreso en Cuba, uno de los reclamos
fundamentales que han estado haciendo estos años, además de múltiples avances
en otros temas relativos a la relación entre los dos países, ¿cómo se reordenan
las prioridades de su trabajo?
Las prioridad es ahora aprovechar el gran interés que se ha
despertado con el anuncio del 17 de diciembre. Lo veo en conversaciones con
gente con quien trabajo, u otros a quienes conozco por años y que nunca habían
hablado de Cuba y de repente llaman diciendo que quieren venir.
El pueblo norteamericano siente ahora la libertad de no
tener que cargar sobre sus hombros el deber apoyar esa política de enemistad de
Estados Unidos contra Cuba. Además, siempre han pensado en Cuba como el país
inaccesible. Ahora, si bien no todos se dan cuenta de que el cambio aún no
supone que puedan venir abiertamente, sí perciben que es más fácil. ‘Ahora
podemos’: ese el pensamiento.
Me ha sorprendido pasar por algunas calles de La Habana y
encontrarlas llenas de estadounidenses que han venido por primera vez, por
curiosidad. Van a llevar una imagen muy positiva de la paz social, la seguridad
de la que nunca han escuchado antes. Vivimos en un país tan violento, tan
inseguro, y venir aquí es realmente algo nuevo que abre ojos y mentes.
Desde esto tenemos mucho potencial para exigir en grupos más
numerosos este cambio que todos deseamos: el fin del bloqueo y de todas las
leyes que están diseñadas específicamente para Cuba, parte de una política hostil.
Es una nueva era, la lucha toma diferente dimensión y
carácter. Pero estamos dispuestos a librarla.
-¿Será positivo el intercambio per se en un escenario de
levantamiento total del bloqueo? ¿Cómo lo percibe usted?
Hay diferentes incidencias que ustedes conocen muy bien. No
sabemos qué pasará con el bloqueo, pero mucha gente tiene preocupaciones del
tipo: ¿Pero entonces McDonald´s va a invadir? ¿Starbucks en las esquinas? Cuba
tiene su gobierno y ministros que saben cómo manejar eso. Debe haber contratos
mediante, no es tan sencillo.
Pero me pregunto qué está pasando, por ejemplo, con
individuos. Hay muchos pequeños capitalistas que pueden traer dinero no
abiertamente, invirtiendo en negocios o propiedades que no están a su nombre.
Habrá que analizar, por ejemplo, qué hacer con la brecha que va a abrirse entre
los cuentapropistas de negocios pequeños y otros que están acumulando capitales
de forma que no se había visto antes. Eso también forma parte de las
contradicciones que vienen con el cambio. Va a ser un proceso de ajuste, de ir
arreglando las cosas. Pero el cambio es necesario.
En la calle le he preguntado a mucha gente qué piensa sobre
todo esto y lo que percibo siempre es un respiro, un aliento. Tal vez no ha
cambiado sustancialmente la economía para todos, pero hay esperanza de que
mejore la situación. Por otro lado, tenemos que entender la economía cubana en
su contexto, pensar qué está pasando en el mundo: la pobreza y el hambre están
creciendo, la destrucción de los Estados, solo en Estados Unidos la población
negra y latina están sufriendo un gran incremento del racismo, el horror de las
matanzas policiales… Desempleo, desalojo. Y el cambio en las relaciones está en
proceso: la agresividad de Estados Unidos no ha cambiado. Ha cambiado su fachada.
Eso es un reto mayor para nosotros: ser capaces de entender y explicar qué está
pasando realmente y qué debemos hacer como pueblo estadounidense en solidaridad
con Cuba y por el avance del diálogo.
Fuente:Cubadebate
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