Con mucha fuerza el IX Congreso de la Unión de Periodistas
de Cuba se pronunció por librar una batalla contra el flagelo del secretismo,
para de esta forma propiciar que
nuestros medios de prensa ofrezcan la
información oportuna y precisa y se mantengan en el centro de las problemáticas
que requieren del conocimiento de la población.
Más allá de los puntos estratégicos del país o del llamado
"secreto estatal", el freno a la información no ha dejado de ser, en
muchos sectores el parabán para sellar insuficiencias, y en otros casos la falta de conocimiento
de algunas direcciones que temen caer en
un desconocido error, por facilitar a la prensa elementos que a su criterio
deben estar protegido por la manta del secretismo.
Asi, se ocultan a los periodistas elementos que están al
alcance de la vista de todo el mundo, como si informar lo que la población está
observando constituyera un delito de máxima gravedad. En este contexto la prensa
tropieza con obstáculos tan simples como precisar datos
sobre la ocurrencia de un accidente del tránsito, la cantidad de lesionados o fallecidos, como si se tratara
de una situación muy exclusiva del país, cuando incidentes en las vías ocurren
constantemente en los países más
desarrollados con infraestructuras de última generación.
Muchos otros ejemplos se pudieran citar, desde fotografiar
una escuela o determinado centro comercial, dar cobertura a determinados
eventos y puntualizar sobre algunos aspectos que aparecen en los órdenes del
día de asambleas o eventos.
En la contemporaneidad, las nuevas tecnologías hacen casi
imposible mantener latente al secretismo, pues cualquier persona porta una cámara fotográfica, un celular,
tiene acceso a correos electrónicos, o a Internet, lo que
posibilita que pueda conectarse con un
familiar o un conocido y enviar en pocos
segundos el lead de lo que está ocurriendo a su alrededor.
En este nuevo
escenario se desenvuelve también la prensa cubana, gracias a las redes sociales
o al periodismo digital que en
minúsculas fracciones de tiempo casi de
manera instantánea, ofrece la
información de primera mano, siempre con la verdad como premisa.
Estas nuevas
condiciones han servido para dar un vuelco al periodismo revolucionario, pues
situaciones que un tiempo atrás pasaban por
alto, ahora se dan a conocer de manera
instantánea, sin dar margen a las
tergiversaciones que acostumbran cultivar los adversarios de nuestro proceso.
En estos días, por ejemplo, fui testigo del daño que hacía
el secretismo en el trabajo de nuestra prensa. Un inesperado desplome de cuatro
viviendas en la ciudad avileña de Morón, hecho tan lamentable como cierto, pudo
ser informado con extrema rapidez, pese también a que medidas de seguridad y protección del área para evitar
accidentes colaterales, no dejaron de entorpecer el acceso de la prensa.
Cientos de personas conocieron en el mundo el incidente, al
parecer poco significativo desde el punto de vista noticioso, pero que generó
comentarios de decenas de internautas,
unos agradeciendo a la prensa por haber dado a conocer lo que sucedió en su ciudad, otros interesados en las personas
lesionadas o cómo lograron rescatarse y
así otras muchas valoraciones,
como la de una mujer que comentó: "Hoy la prensa revolucionaria le dio
alante a elementos denominados independientes, por tanto, quedaron silenciados.
Así debe ser siempre. Lástima que se haya entendido demasiado tarde y creo que la Unión de Periodistas puso el dedo
en la llaga, porque, a mi entender, el secretismo es tan malo como el
marabú".
Fuente:Blog Sin Rodeo
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