La industria manufacturera nacional crecerá 11.2 por ciento
en el 2015, como resultado del reordenamiento industrial hecho durante los
últimos cuatro años, acorde a los Lineamientos del VI Congreso del Partido, en
una estrategia enfilada a parar el deterioro y la subutilización de las máquinas
herramientas, rescatar una política de reparación y mantenimiento, y reanimar
la cultura tecnológica, que se fue perdiendo desde antes del período especial.
Durante una extensa conversación con Miguel A. Broche
Morales y Fidel Miranda Luis, director y subdirector, respectivamente, de la
Dirección de Mantenimiento y Energía perteneciente a la Dirección General de
Desarrollo Industrial del Ministerio de Industrias, tuvimos un acercamiento a
la estrategia emprendida y a la labor desarrollada para hacer posible ese
reordenamiento y uso eficiente de herramientas y equipos que abarcó a 13
organismos de la Administración Central del Estado y siete consejos de la
Administración Provincial.
Cuenta Broche que a principios del 2010 en el extinto
Ministerio de la Industria Sidero-Mecánica se decidió hacer en paralelo un
diagnóstico de las instalaciones de la industria mecánica y un censo de
máquinas en todas las fábricas del país, “porque no había claridad de con qué
parque se contaba, pues en el período especial hubo mucho deterioro, mucha
anarquía, incluso se vendieron al exterior máquinas en óptimo estado”. Tras
conocer los primeros resultados, a los seis meses, la dirección del Ministerio
orientó extender el censo en el 2011 a todos los organismos, con el propósito
de planear un reordenamiento de toda la industria.
De este proceso, explican los interlocutores consultados, se
sacaron dos conclusiones medulares: la primera es que sabemos todo lo que
podemos comprar en el exterior, pero no lo que tenemos en el país; la segunda,
que no se piensa como país, se piensa como “finca” y no se protegen
adecuadamente los intereses de la nación.
El censo realizado permitió conocer los detalles de todos
los equipos, impactos en los turnos de trabajo y el nivel de su utilización a
escala de toda la economía. La industria nacional dispone hoy de 57 mil
máquinas herramientas y equipos, pero es grande el desaprovechamiento de las
capacidades instaladas, pues el uso es menor al 30 por ciento. Además, 34.7 por
ciento de ese equipamiento está en buen estado, 44.5 fue evaluado de regular y
20.8 se encuentra en malas condiciones. Un dato que revela el potencial de la
industria cubana es que de las máquinas herramientas en buen estado hay casi
siete mil paralizadas.
Una política para redimensionar la industria
En sus comentarios, Broche y Miranda destacaron que ese
potencial facilita la reactivación de la industria manufacturera y la industria
de piezas de repuesto, de acuerdo con la tradición general que se mantuvo hasta
el año 1989 en el sector metalmecánico, donde se realizaban los mantenimientos
y las reparaciones capitales bajo programas planificados, mientras que casi 90
por ciento de las piezas de repuesto se fabricaban en las plantas nacionales y
se trabajaba con cultura tecnológica, con sólida disciplina de los tecnólogos
en el uso de la documentación técnica para evitar improvisaciones, como hoy
suele ocurrir y que es imperioso enmendar.
Broche mencionó que, en el caso cubano, la industria tiene
una ventaja que se menosprecia: aun las máquinas en malas condiciones tienen
cualidades singulares por la dureza del metal, porque casi toda la maquinaria
provino de Europa socialista, sobre todo de la entonces Unión Soviética,
fabricadas con aceros especiales y concebidas con larga durabilidad, por lo que
con aditamentos se puede modernizar una buena parte de esos equipos. Pone, como
ejemplo, que a la Feria de La Habana, el año pasado, asistió un empresario de
un país de Europa del Este, quien hizo una oferta para comprar todas las
bancadas de esas máquinas herramientas (lo que pudiera denominarse la
carrocería), porque en su valoración son más fáciles de recuperar por la fuerza
de la aleación con que fueron hechas, y permiten una eficiente renovación.
En el año 2013, el Consejo de Ministros aprobó la política
destinada a definir prioridades y sistemas de trabajo para recuperar la
industria, y dar una respuesta más inmediata a las demandas identificadas e
insatisfechas.
Para ello decidió crear las condiciones productivas,
tecnológicas y de organización que hiciesen posible el desarrollo eficiente del
sector metalmecánico, en función de los objetivos clave de la política
industrial del país. Esa línea también permite explorar formas que se
complementen mediante cooperaciones y encadenamientos entre las fábricas
productoras, estatales y no estatales, los talleres de apoyo, la industria
local y las nuevas formas de gestión.
Lo primero, precisó Broche, fue definir las 13 familias de
las máquinas herramientas y equipos, con sus especificaciones. Lo segundo fue
crear tres empresas especializadas: una de ellas es Maquimotor, encargada de la
reparación y recuperación de máquinas herramientas y equipos, que tiene el
propósito de reparar en cinco años mil 400 máquinas; junto con ello,
instrumentar servicios especializados en la reparación de equipos de izaje y
hacerlo en 108 grúas cada año, además de revitalizar las principales
fundiciones en el país y recuperar las producciones de moldes y troqueles.
Otra es la Empresa de Reparación de Calderas, Compresores y
Hornos de Calentamiento, que se propone reparar 964 calderas. Una tercera
entidad trata de recuperar una producción que se hacía en el país y luego se
desmanteló, inexplicablemente: la Empresa de Montacargas (Moncar), que tiene
por objetivo realizar cada año 100 reparaciones y dos mil 500 mantenimientos, y
restablecer la fabricación de estos equipos en el país.
Broche, un ingeniero que ha consagrado su vida a la
actividad de la industria mecánica, narró a BOHEMIA muy entusiasmado lo que se
logró en casi tres años, después del censo, al acelerar el reordenamiento del
parque industrial con el destino de los mejores equipos, reparados y
modernizados, a las actividades priorizadas de la economía nacional, además de
encauzar equipamiento paralizado y con buen estado técnico a talleres de
herramentales, piezas de repuestos, reparaciones, entre otros.
Por otra parte, las máquinas que queden en desuso podrán
arrendarse a la industria local y nuevas formas de gestión, lo que es
importante, porque en los primeros años de la industria revolucionaria había
respaldo local a la demanda múltiple de pequeñas entidades estatales y de la
población en un servicio que contaba con bastante aceptación. Eran pequeños
talleres donde se hacían maquinados para reparar piezas o rectificarlas, se
elaboraban moldes y troqueles o se realizaban fundiciones, y todo eso
desapareció para dar paso al “talle” y los consiguientes fenómenos negativos.
Otra decisión es acabar de proponer la baja de las máquinas y equipos con
estados técnicos pésimos y paralizados, aunque antes hay que defectarlos y, al
menos, comercializar las partes y piezas buenas.
Para ello se ha pensado establecer Puntos de Concentración
de Máquinas y Equipos, los denominados rastros, en La Habana, Villa Clara y
Holguín, para defectar, recuperar o desmantelar, incluyendo las bajas,
comercializar máquinas y equipos de segunda mano, sus partes y piezas a todos
los sectores. Igualmente, se conciben acciones de rehabilitación de naves y
almacenes, la creación de la ferretería de segunda mano y la comercialización
en plaza de metales y otros suministros.
Fidel Miranda, otro experimentado ingeniero que ha volcado
todas sus energías en la industria, recalca el provecho que va a recibir la
fabricación de piezas de repuestos con esta política. Ahora todos los
organismos tienen que hacer sus planes de piezas para él y para terceros, un
gran beneficio para la economía nacional, y ya esos resultados empiezan a verse
en la industria azucarera, en los grupos electrógenos, el mantenimiento
automotor y en otros sectores, aunque aún hay considerables posibilidades,
porque -añade-, “a pesar de los programas, queda todavía mucha
desorganización”.
Concepciones contra el desorden
Indudablemente, las nuevas concepciones deben tener un
impacto en el rendimiento industrial, una buena organización y la racionalidad
en el uso de los equipos; debe incrementar los niveles productivos de la
industria nacional, comenta Broche.
“Mire si es así, que tras asumir nuestro Ministerio las
funciones de rector estatal, hemos estado influyendo en la toma de decisiones
para acabar con ese vicio finquero que tenemos metido adentro y no permite que
muchos empresarios y funcionarios aprecien la realidad”, explicó el directivo
del Ministerio de Industrias.
“Diría que la política trazó las directivas para reordenar
equipos que están en buen estado técnico y no se estaban usando; ya dije que el
censo nos reveló que casi siete mi máquinas estaban paralizadas y, sin embargo,
algunas instituciones querían hacer gastos millonarios para seguir comprando
equipos”.
Son constantes las llamadas de atención sobre los proyectos
inversionistas para que el país no gaste en balde y que se importen solo
máquinas para trabajos especiales o tecnologías que posibiliten perfeccionar la
precisión del potencial industrial que tenemos; que la gente comprenda que la
máquina herramienta universal siempre se va a usar para operaciones, sobre todo
para garantizar mantenimientos o la fabricación de piezas, añadió.
En el intercambio con Broche y Miranda salieron a relucir
varios ejemplos de proyectos de inversión en la creación de plantas de apoyo,
“que hemos frenado porque en el propio organismo existían esas máquinas sin uso
y no lo habían tenido en cuenta, se hubieran gastado por gusto unos cuantos
millones de dólares”. Hay otros casos de irracionalidad, como la de una empresa
que presentó la solicitud de comprar una costosa máquina rectificadora en
Europa, que implicaría buscar o capacitar un buen operario, comprar materiales,
solo para trabajar cada nueve días; sin embargo, la entidad tiene a menos de un
kilómetro una industria con buenas máquinas, buenos operarios y los materiales,
la cual puede prestarle el servicio sobre la base de un buen contrato y de los
datos técnicos imprescindibles. “Pero ofrece resistencia, se queja, porque
quiere ser autosuficiente, aunque esté subutilizado y no se piensa en términos
del costo-beneficio para la economía nacional”, acota.
De todo este análisis, se desprendieron otras cuestiones:
-La necesidad de preparar un directorio de todas las
empresas, que se conozca a qué se dedican, qué posibilidades tienen. No se
puede pensar en encadenamientos productivos con ese desconocimiento; sería
actuar a ciegas.
Industria manufacturera
-La imprescindible valoración que habrá que hacer hacia
otras instituciones fuera de la industria, pero que tienen potencialidades,
como es el caso de Educación, que, según el censo, dispone de más de ocho mil
máquinas herramientas en sus instalaciones y con independencia de cualquier
programa diferenciado y decisiones de transferencias que se hagan, es un
potencial que en el pasado tuvo experiencias para la formación de sus alumnos y
el beneficio de la prestación de servicios.
-El evitar ciertos fenómenos muy contradictorios, como la
carpintería de aluminio, cuando varias instituciones querían tenerlas e
hicieron grandes gastos para emplazarlas en sus áreas, y resulta que ahora se
constata que en el país no se utilizan las capacidades instaladas de esos
talleres ni al 15 por ciento.
Nuestros entrevistados creen que la política es muy
realista, porque su estrategia tiene como punto de partida una visión de
aciertos y defectos. La potencialidad de la industria está en sus propias
reservas y eso se apreció por ellos en los resultados de más de 300
diagnósticos realizados a las instalaciones de la industria mecánica, donde se
reveló que el 15 por ciento de los problemas corresponden a falta de recursos,
pero el 85 por ciento restante se debe a los problemas subjetivos, sobre todo
de orden organizativo en las empresas.
¿CUÁLES SON LAS
TRECE FAMILIAS DE LAS MAQUINAS HERRAMIENTAS Y EQUIPOS?
1- Máquinas
herramienta para elaborar metales por arranque de virutas, como tornos
universales, fresadoras, taladros, amoladoras, rectificadoras y otras
similares.
2- Máquinas
herramientas para elaborar metales como prensas, martillos, prensas plegadoras
o dobladoras de chapas, curveadoras, rebordeadoras, entre otras.
3- Máquinas
herramientas para elaborar madera.
4- Máquinas de soldadura
y corte, por arco y por gas: máquinas eléctricas para soldar con electrodos
revestidos, con alambre y atmósfera protegida, monóxido de carbono y argón,
entre otras.
5-.Máquinas y
equipos para el procesamiento del plástico.
6- Máquinas y equipos
de fundición.
7- Equipos de
izaje: grúas puente, grúas pórtico, monorrieles, etcétera (excluyen los equipos
de izaje montados sobre transporte automotor, ferroviario o naval).
8- Transportadores
de esteras, de bandas, arrastre, para el traslado de productos en posiciones
horizontales, inclinadas o verticales.
9- Compresores
para aire: de pistones, de émbolo, de tornillo, de membrana y similares.
10- Hornos de
fundición y de calentamiento.
11- Calderas.
12- Cámaras de
pinturas.
13- Montacargas.
Fuente:Cubadebate
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